Los datos de los estudios OlympiaAD, Aphinity y Monarch 2 ponen de manifiesto los mejores resultados que ofrecen las nuevas terapias para las pacientes con tumores mamarios. (K. Islas/C. Simón. Chicago)
El estudio OlympiAD ha sido uno de los trabajos que han copado la atención en la Reunión Anual de la Sociedad Americana de Oncología Médica (ASCO). El trabajo confirma que las pacientes con cáncer de mama metastásico HER2 negativo con mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2 en línea germinal tratadas con olaparib con una dosis de 300 mg dos veces al día muestran una mejoría clínica significativa en la supervivencia libre de progresión en comparación con la quimioterapia. Estos resultados se han publicado en The New England Journal of Medicine.
Ana Lluch, del Hospital Clínico de Valencia, detalla que los resultados de este estudio son esperanzadores, “porque no teníamos nada y se ha demostrado que en este grupo de pacientes el inhibidor de PARP olaparib mejora la supervivencia en mujeres con cáncer de mama con mutaciones en BRCA 1 y BRCA 2 y HER2 negativos tratadas previamente con antraciclinas y taxanos”. De hecho, en el estudio se ha demostrado un aumento del tiempo de progresión en segunda línea, en pacientes pretratadas. “El tratamiento estándar con capecitabina, vinorelbina o eribulina controla la enfermedad durante cuatro meses; en cambio con olaparib pasa a casi siete meses y medio”, puntualiza la oncóloga que recalca que el inhibidor de PAPR se ha utilizado en recaída en segunda o tercera línea.
La aprobación no vendrá determinada por línea de tratamiento; cuanto antes se administre mejor, porque responden más, ya que ofrece una duplicidad de respuesta frente a la quimioterapia estándar y aumenta el tiempo a la progresión en un 42 por ciento.
Cuanto más tiempo se consigue tener a a una paciente controlada de sus síntomas, mucho mejor y “olaparib duplica este tiempo; 7 meses sin progresar frente a 4,2 meses”. Por eso, la oncóloga cree que no tendrán problemas de acceso al fármaco.
Por su parte, Ana Santaballa, del Hospital Universitario y Politécnico La Fe (Valencia) e investigadora del estudio OlympiAD, comenta que “se ha demostrado el beneficio en reducción del riesgo de progresión y muerte de una terapia dirigida en las pacientes con cáncer de mama avanzado con mutaciones de BRCA. El estándar en las pacientes incluidas en el estudio era la quimioterapia; olaparib aporta la ventaja indiscutible de su eficacia, pero también que es un tratamiento oral y su perfil de seguridad fue consistente con el observado en otros estudios”. Ahora se está analizando dicho tratamiento en adyuvancia.
En la reunión científica se han presentado también datos del estudio Aphinity, que concluye que añadir pertuzumab al tratamiento estándar con trastuzumab más quimioterapia en las pacientes con cáncer de mama inicial HER2 positivo después de la cirugía es eficaz para evitar que el cáncer reaparezca de forma invasiva.
Según ha detallado Josep Baselga, director del Memorial Sloan Kettering Cancer Center, de Nueva York (Estados Unidos), este anticuerpo monoclonal -desarrollado por la compañía Roche- en adyuvancia es capaz de aumentar casi un 20 por ciento el tiempo que las mujeres tardan en recaer, por lo que tiene un gran potencial en pacientes de alto riesgo, es decir, en las que presentan ganglios positivos y receptores hormonales negativos.
Al respecto, Miguel Martín presidente del Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama (Geicam) y de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), ha comentado que “el verdadero valor de los medicamentos antitumorales se demuestra después de la cirugía, porque es ahí cuando pueden curar pacientes”.
Por otra parte, se presentaron los resultados del estudio en fase III Monarch 2, que demuestran que abemaciciclib -un inhibidor de la activación de las ciclinas dependientes de cinasa (CDK4 y 6)- en combinación con fulvestrant, mejora de forma significativa la supervivencia libre de progresión en comparación con la monoterapia con fulvestrant en mujeres con cáncer de mama avanzado con receptores hormonales positivos y HER2 negativos que han recaído o progresado después de la terapia hormonal.
Javier Cortés, del Hospital Universitario Ramón y Cajal, de Madrid, ha señalado que las pacientes que recibieron la combinación de ambos fármacos tuvieron un “beneficio espectacular”, ya que “el tumor estuvo más tiempo controlado”. Para él, estos resultados demuestran que “nos estamos acercando cada vez más a la cronificación” de la enfermedad.
Por otra parte, Cortés considera que en inmunoterapia “en cáncer de mama vamos por detrás de otros tumores” y opina que hay pocos datos, “pero interesantes”.