Más que el sobrepeso solo, la obesidad central ―definida como un alto cociente de grasa del tronco a grasa periférica― incrementa el riesgo de diagnóstico de cáncer en las mujeres posmenopáusicas, de acuerdo con un estudio presentado en el Congreso de la European Society for Medical Oncology (ESMO) 2017.[1]
«Los hallazgos dan un nuevo giro a las prioridades en el control de peso para las mujeres de este grupo de edad, quienes son propensas al aumento de peso abdominal», dijo la investigadora del estudio, Line Maersk Staunstrup, maestra en ciencias y estudiante de doctorado en Nordic Bioscience y ProScion, en Herlev, Dinamarca.
Al evaluar el riesgo de cáncer, el índice de masa corporal (IMC) y el porcentaje de adiposidad pueden no ser medidas adecuadas en virtud de que no permiten evaluar la distribución de la masa adiposa, explicó.
«La adiposidad no es sólo adiposidad, sino es importante dónde se almacena en el cuerpo. Nuestro estudio demuestra que evitar la obesidad central puede conferir la mejor protección», dijo Staunstrup.
El estudio danés y los resultados
El estudio Prospective Epidemiologic Risk Factor (PERF, Factor de Riesgo Epidemiológico Prospectivo) fue un estudio observacional prospectivo de cohortes diseñado para mejorar la comprensión de las enfermedades relacionadas con la edad en mujeres posmenopáusicas danesas.
De 1999 a 2001, se alistaron 5855 mujeres (media de edad: 71 años). Investigadores tuvieron acceso a información y antecedentes patológicos y demográficos. Se llevó a cabo absorciometría de rayos X de doble energía (DXA) al momento del alistamiento. La absorciometría de rayos X de doble energía representa la forma más exacta de medir la masa ósea, la masa magra no ósea y la masa adiposa, señalan los autores.
Los datos fueron subagrupados en tres categorías diferentes: cáncer de mama/ovario, cáncer de pulmón/digestivo y otros tipos de cáncer. Se utilizaron modelos de regresión de riesgos proporcionales de Cox para analizar la relación entre la distribución del tejido adiposo corporal y el riesgo de presentación de cáncer, ajustado para factores de riesgo estandarizados, incluido el IMC.
Los diagnósticos de cáncer y la información sobre causas de muerte se obtuvieron de diferentes registros daneses hasta 2012. La media de seguimiento fue 12 años.
Utilizando información de los registros nacionales de cáncer, los investigadores del estudio informaron 811 tumores malignos sólidos en mujeres y demostraron que la obesidad central era un predictor independiente significativo de diagnóstico de cáncer hasta 12 años después del inicio (hazard ratio [HR]: 1,30; intervalo de confianza [IC] del 95%: 1,11 a 1,52; p < 0,001). Resultó sorprendente, hizo notar Staustrup, que ni el IMC ni el porcentaje de adiposidad planteasen un riesgo importante para los diagnósticos de cáncer.
Específicamente, hubo 293 tumores malignos de mama y ovario, 345 de pulmón y digestivos y 173 tumores malignos de otros tipos. Entre estos grupos con cáncer, la obesidad siempre fue un riesgo para diagnósticos de cáncer sólo de pulmón y digestivo (HR: 1,42; p 0,01).
Staunstrup también se sorprendió de que la obesidad central no fuese un factor de riesgo independiente para los diagnósticos de cáncer de mama y ovario.
Al analizar con detalle tumores malignos específicos y factores de riesgo, los investigadores determinaron que sólo las neoplasias malignas pulmonares y digestivas se relacionaban con la obesidad central (para el cáncer de pulmón: HR, 1,68 [IC 95% 1,12 – 2,53; p < 0,05]; para el cáncer digestivo: HR: 1,34 [IC 95%: 1 a 1,8; p < 0,05]).
Los factores adicionales de riesgo de cáncer fueron edad mayor, antecedente de hormonoterapia restitutiva y tabaquismo, pero después del ajuste con respecto a estos factores de riesgo, el cociente de adiposidad se mantuvo como un factor de riesgo independiente, informaron los autores del estudio.
«A las mujeres mayores promedio les puede ser muy útil esta información pues se sabe que la transición menopáusica inicia un cambio en la adiposidad corporal hacia la zona central del tronco. Por consiguiente, las mujeres mayores debieran tener muy en cuenta su estilo de vida al acercarse a la edad premenopáusica», dijo Staunstrup.
«Los médicos pueden utilizar asimismo la información para una conversación preventiva con las mujeres que tienen más alto riesgo de cáncer. Si bien los médicos tienen acceso a escáneres de absorciometría de rayos X de doble energía de todo el cuerpo en casi todos los hospitales, se han comenzado a comercializar los escáneres portátiles, y esto puede permitir la exploración ósea y adiposa regional. Sin embargo, puede no ser el método más fiable para medir la obesidad central», concluyó.
En su comentario sobre el estudio, el Dr. Andrea De Censi, del Hospital Galliera, en Génova, Italia, dijo que el estudio proporciona confirmación importante del rol de la obesidad y sobre todo la resistencia a la insulina en la etiología de varios tipos de cáncer.
«Si bien la obesidad previamente de ha vinculado a un riesgo de cáncer, el vínculo con cáncer pulmonar es nuevo e interesante», dijo en una declaración.
«Los incrementos en la insulina, como resultado del consumo excesivo de hidratos de carbono simples, como papas, trigo, arroz y maíz, dan lugar a la acumulación de tejido adiposo que es específicamente visceral y abdominal», explicó el Dr. De
Censi. La insulina tiene también efectos perjudiciales en la producción de hormona y las células adiposas en el tejido adiposo aumentan la inflamación crónica en todo el cuerpo, otro factor de riesgo para varios tipos de cáncer.
«Estos datos abre la puerta para que los médicos inicien una serie de intervenciones en pacientes obesos. Además de la reducción de la adiposidad con dieta y ejercicio, puede ser útil un fármaco antidiabético, como la metformina, que puede disminuir los efectos de la insulina y contribuir a la prevención del cáncer», dijo el Dr. De Censi.
Los autores han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.
Fuente: http://espanol.medscape.com