«Es inaceptable que tratar un cáncer cueste más que comprar una casa»
Fortunato Ciardiello (Nápoles, 1960) habla pausado, eligiendo metáforas para tratar de explicar cuál es el estado de la la lucha contra «esa galaxia de enfermedades que es el cáncer». Apoya su discurso en cifras y estadísticas, pero repite a menudo que los oncólogos no deberían olvidar nunca que «detrás de los fríos números siempre hay pacientes reales». Como presidente de la Sociedad Europea de Oncología Médica está estos días en Madrid, donde se celebra su congreso anual.
¿Deberíamos dejar de usar la palabra cáncer para definir algo que es mortal e irresoluble?
Pensamos en el cáncer como una sentencia de muerte. Así es como la gente lo vive. Pero hay que decir que eso ya no es así. El cáncer ya no es una enfermedad incurable para muchos pacientes. Por ejemplo, en 2016, tres de los 60 millones de personas que hay en mi país vivían con un cáncer en diferentes estadíos. De ellos, 700.000 eran supervivientes. Y esas cifras son extrapolables a España. En nuestro entorno, un número considerable de personas viven con el cáncer como una enfermedad crónica o han sido curadas. Así que, no, el cáncer ya no es sinónimo de muerte.
Algunos hablan de que estamos viviendo una revolución.
En los últimos cinco años hemos logrado disponer de fármacos que consiguen ayudar al sistema inmunitario del paciente a reactivar sus mecanismos para combatir al cáncer. Esto es una explosión que sólo está empezando. Ya está siendo un instrumento muy importante para cambiar el destino de pacientes con melanoma metastásico y se está haciendo cada vez más relevante en otros tipos de tumores, como el de pulmón o vejiga. Lo que pasa es que, cuanto más sabemos sobre el cáncer, más nos damos cuenta de lo complejo que es, de que en realidad es toda una galaxia de enfermedades en la que, incluso dentro del mismo tipo de tumor, hay grandes diferencias entre los pacientes.
¿Esta galaxia de enfermedades exige una mayor subespecialización de los oncólogos?
En parte sí y en parte no. Porque es verdad que se necesita un conocimiento cada vez más específico, pero también necesitamos que el oncólogo médico sea capaz de comprender el panorama global para interactuar adecuadamente con un gran número de profesionales. El diagnóstico y el tratamiento de los pacientes con cáncer requiere un abordaje en equipo que generalmente sólo puede darse en hospitales grandes y experimentados en los cuales patólogos, biólogos, oncólogos, cirujanos y otros profesionales trabajen juntos en una estrategia multidisciplinar que le ofrezca lo mejor al paciente.
¿Cuáles son las principales novedades del congreso?
Es el mayor congreso que se ha celebrado en Europa en Oncología. Se presentan estudios muy importantes y hay anuncios que cambiarán la práctica clínica, por ejemplo en la terapia adyuvante del melanoma. También se presentarán evidencias científicas, por ejemplo, del rol de la biopsia líquida para el diagnóstico y monitorización de tratamientos. Pero no sólo habrá eso, también se discutirá sobre la sostenibilidad de la atención del cáncer, que es un asunto que nos preocupa mucho.
¿Está justificado el coste de los fármacos contra el cáncer?
No tengo una respuesta simple para eso porque es una cuestión muy compleja. Somos médicos, no economistas, pero trabajamos para elaborar modelos que permitan evaluar el beneficio clínico de un fármaco, para ver cuál es la mejor opción. En el congreso se va a presentar, por ejemplo, una nueva versión de una escala que sirve precisamente para mostrar qué valor añadido aporta un fármaco sobre lo que estaba previamente disponible. Esos modelos pueden ayudar a la hora de tomar decisiones, a que los fármacos se usen en las situaciones apropiadas, en los pacientes adecuados. Deberíamos conseguir que cualquier paciente en cualquier parte del mundo, ante una sospecha de cáncer pueda ser diagnosticado a tiempo y tratado adecuadamente. La salud es un derecho humano.
¿Cómo ve el futuro?
Luminoso. Soy optimista porque el cambio ha sido espectacular. Yo me gradué en 1984, un momento en el que la aplicación de la Oncología médica era limitada. Para el cáncer de colon, que es uno de los que más mata, sólo había un medicamento que mostraba algo de eficacia. Ahora es completamente diferente. La mayoría de los pacientes tienen alternativas, incluso si el tumor está en estado metastásico. Pero tenemos que esforzarnos en combatir la epidemia. El cáncer se está convirtiendo en la primera causa de enfermedad tanto en los países ricos como en las naciones en desarrollo.
¿Por qué está creciendo?
Hay varias razones. En los países ricos se debe en primer lugar a que vivimos más, pero también a que no estamos haciendo lo suficiente a la hora de eliminar los factores relacionados con su aparición. Cuatro de cada 10 cánceres del adulto se pueden prevenir cambiando hábitos de vida: una dieta más saludable, ejercicio frecuente, dejar el tabaco, incluidas las nuevas formas de fumar… Pero no lo estamos haciendo bien. Sabemos dónde está el problema, pero debemos poner más energía para resolverlo.
¿Cómo es enfrentarse todos los días al cáncer?
Ser oncólogo es una de las maneras más fascinantes de ser médico. Yo lo elegí cuando estaba en el cuarto curso de la carrera por lo que tenía de desafío. Luchas contra un enemigo que es muy listo y usa de una forma brillante todas las armas de la genética para escapar. En esta profesión vives grandes emociones en muchos sentidos. Sientes mucho entusiasmo cuando ves, por ejemplo, que un nuevo tratamiento es efectivo en un paciente que, unos meses antes, no habría tenido ninguna opción. Pero, lamentablemente, muchas más veces de las que desearíamos, también vemos que el cáncer nos gana la partida.
Fuente: elmundo.es