Las mujeres participantes muestran más supervivencia que las del mismo grupo de edad al margen del programa.
La mortalidad por cáncer de mama en mujeres gallegas que participan en los cribados ques se realizan desde 1992 ha descendido en un 20 por ciento respecto del previsto sin cribado, tal y como demuestra un estudio realizado con los datos de esta enfermedad entre los años 1980 y 2012.
En grupos cribados con una participación superior al 50 por ciento, el riesgo de morir por cáncer de mama se reduce en un 29 por ciento. Además, se estudió la supervivencia de las mujeres gallegas entre 50-69 años diagnosticadas de cáncer de mama en el periodo 1996-2009. Las mujeres participantes presentaron mejor supervivencia relativa que las del mismo grupo de edad diagnosticadas al margen del programa (94,5 frente al 83,1 a los cinco años de seguimiento).
En el periodo que va de 1992 a 2015, la tasa de detección de cáncer fue de 3,6 por ciento por cada 1.000 mujeres exploradas, es decir, fueron detectados 7.440 cánceres en fase presintomática. Cabe destacar que el 92,2 por ciento de estos tumores tenían un estadio tumoral bajo, y que un 62,4 no tenían afectación ganglionar en el momento de su diagnóstico. La lectura de las mamografías se realiza por dos radiólogos de modo independiente en las unidades de evaluación radiológica.
Esta doble lectura, ha indicado la Xunta, aumenta la sensibilidad de la prueba y la detección de los tumores más pequeños, los que miden menos de un centímetro. La tasa media de participación en el programa gallego de detección precoz del cáncer de mama en estos 25 años fue de un 78,6 por ciento, ampliamente superior a los estándares europeos de calidad tanto en el valor aceptable (70 por ciento) como en el deseable (75). En 2016 dicha participación alcanzó un 83,1 por ciento, el valor más alto desde su instauración.
Este aumento se asocia a la divulgación y promoción del programa y a la adherencia de las mujeres al mismo. Este programa está dirigido a todas las mujeres residentes en Galicia, de 50 a 69 años, sin síntomas y sin diagnóstico previo de cáncer de mama.