En la Tierra no existen dos tumores cancerígenos que sean semejantes. Por eso, aplicar tratamientos idénticos a pacientes diferentes carece de sentido y es una irresponsabilidad. Para Ana Lluch, jefa del Departamento de Hemato-Oncología del Hospital Clínico Universitario de Valencia, “la era de tratar el cáncer de forma general ha finalizado. Ahora estamos en la era de comprender las bases moleculares de los tumores, lo que está permitiendo identificar nuevos enfoques terapéuticos más selectivos”. Así lo ha señalado en el Foro Oncológico organizado por Sanitaria 2000 con la colaboración de Norvartis.
Lluch trata cada tumor como si de dos copos de nieve se tratase, ninguno es igual al anterior. “Y es que Identificar los biomarcadores es individualizar el tratamiento para cada paciente y cada tumor”. Esto ha permitido un “avance progresivo de supervivencia y descenso de la mortalidad gracias a la prevención secundaria en screening (estrategia aplicada para detectar una enfermedad en individuos.
En la Comunidad Valenciana, afirma Lluch, el 70 por ciento de las mujeres con cáncer de mama se ven beneficiadas de este modelo. “Gracias al screening diagnosticamos tumores pequeños y más deslocalizados. Hoy lo que nos guía en oncología no es lo grande, lo que nos guía es la biología del tumor y hemos sido capaces de aplicarle el conocimiento del genoma”, señala.
De este modo, un sistema individualizado ha permitido mejorar la calidad de vida de las mujeres con cáncer de mama, sobre todo a la hora de aplicar un tratamiento quimioterapéutico. “Desde hace más de 15 años no tenemos un nuevo fármaco de quimioterapia. Ahora intentamos conocer las células y trabajar sobre esas alteraciones mediante terapias de innovación”, explica la experta en oncología.
Antes, sin tratamientos no personalizados, los pacientes era sobretratados porque “no sabemos cuál es el desencadenante que genera el cáncer, pero si sabemos que les pasa a las células para producir un cáncer. Por eso no podemos curar, pero si sabemos cómo actuar. Hace veinte años matábamos a todas las células, sin indiscriminación entre buenas y malas”, alega.
Financiación pública
Para Ana Lluch es “fundamental” la inversión de fondos públicos en este tipo de tratamientos, que en definitiva “llevan a la curación”. “Si debemos sentirnos orgullosos de algo debe ser de nuestro sistema de salud público, gracias al cual nuestros pacientes tienen acceso a todos los fármacos efectivos por costosos que sean”, afirma la jefa del área de Hemato-Oncología, que hace hincapié en la necesidad de “optimizar y conocer el coste real de los fármacos y utilizar aquellos que sean realmente beneficiosos, para que las autoridades también se conciencien de su necesidad”.
Un ejemplo de éxito en este tipo de pacientes ha sido la terapia hormonal sustitutiva, que ha derivado en un descenso de incidencias en la gente joven. “Nuestro departamento ha logrado un 87 por ciento de curación en estos casos, y siempre trabajando con la sanidad pública. Hemos progresado gracias a un diagnóstico precoz, una radioterapia menos tóxica, una mejor cirugía, etc”, expone Lluch.
Metastásico
Por desgracia, el 15 por ciento de las pacientes que no logran superar un cáncer de mama se atribuye aquellos tumores metastásicos, es decir aquellas células malignas que se han alojado en otros órganos del cuerpo. Ana Lluch reconoce que “cáncer metastásico se nos escapa” por eso esta enfermedad es “crónica”. “Ahora queremos controlar esas células, no destruirlas para que no se revelen”, expone.
“La mejor comprensión de la biología nos lleva a hacer un tratamiento personalizado de cada paciente. Esta se refiere a un modelo que pretende ajustar cada tratamiento mediante herramientas moleculares o genómicas”, explica Lluch, que concluye esperanzada en que en un futuro cercano “podamos cronificar sobre las células cancerígenas y parar su crecimiento”.
Fuente: https://www.redaccionmedica.com