Las sociedades científicas contradicen la propuesta de la Clínica Universidad de Navarra de adelantar el cribado de cáncer de mama. Begoña Olartecoechea, especialista en Ginecología y Obstetricia de la CUN había recomendado, con motivo de un evento, «iniciar el cribado antes y prolongarlo durante toda la vida de la mujer”.
“Lo ideal sería que todas las mujeres se realizaran la primera mamografía entre los 35 y los 40 años. Así, esa primera radiografía funciona como base y se puede comparar con las que realicen posteriormente, lo cual permite llevar un mejor control. Además, deberían prolongarse -siempre que tenga sentido- a lo largo de toda la vida, ya que hay mujeres con 85 años que pueden ser tratadas y superar la enfermedad y, por ello, lo ideal sería que continuaran dentro de un sistema de cribado”, señalaba un comunicado de la CUN.
Sin embargo, Javier de Santiago García, coordinador de la Sección de Ginecología Oncológica y Patología Mamaria de la Sociedad Española de Ginecología, explica que «la SEGO no recomienda adelantar el cribado de cáncer de mama a los 35 años. Solo en determinados grupos de riesgo (cáncer heredofamiliar, por ejemplo) está indicado adelantar las pruebas de diagnóstico precoz. Así, «la valoración en estos casos debe ser individual por lo que no puede considerarse cribado poblacional», ha explicado el especialista a Redacción Médica.
Del mismo modo, el ‘Manual de prevención y diagnóstico precoz del cáncer’ de la Sociedad Española de Oncología Médica, recoge que la población diana para el cribado de cáncer de mama se sitúa en 45 años si no hay factores de riesgo.
Así, el manual de la SEOM recoge que «el cribado de cáncer de mama ha demostrado ser una actividad eficaz y efectiva en el control de la enfermedad» pero que, en todo caso, «el cribado conlleva también efectos secundarios adversos para la población en la que se realizan las pruebas. Estos efectos adversos son inevitables, pero se trata de valorar su frecuencia e impacto y el balance beneficio/efecto adverso que se produce». Por eso» el resultado de este balance es el que debe determinar la conveniencia o no de su realización y sobre todo, las condiciones en las que debe aplicarse».
Efectos adversos
Y es que, además de las dosis de radiación de las mamografías, que no obstante son seguras, realizar cribados más allá de lo indicado conlleva otros efectos adversos como «el sobrediagnóstico (detección y consecuentemente tratamiento de tumores que nunca se hubieran manifestado clínicamente)».
«Tanto el grupo de expertos del ECIBC (European Commission Initiative on Breast Cancer) como el del IARC (International Agency Research Cancer) recomienda no realizar el cribado en mujeres de 40 a 45 años, dada la falta de evidencia de disminución de mortalidad en este grupo. Los resultados no son tan concluyentes en el grupo de 45 a 50, grupo en el que se sugiere que sí podría obtenerse un beneficio neto positivo. En el caso de las mujeres de 70 a 74 años, la evidencia en la obtención de una reducción de mortalidad se considera suficiente, pero los datos publicados sobre los resultados en este grupo, no permiten establecer una conclusión sobre su beneficio neto», recoge el manual de la SEOM.
La autoexploración mamaria, la revisión por parte del profesional y el cribado de cáncer de mama para la detección precoz, en las edades y los casos en los que está indicado, siguen siendo, no obstante, la mejor herramienta para luchar de forma precoz contra la enfermedad.
Fuente: www.redaccionmedica.com