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Al menos 10% de las mujeres posparto presenta tristeza, ansiedad, falta de concentración e insomnio que amerita el diagnóstico de trastorno depresivo. La quinta edición del Manual de trastornos mentales lo identifica con el especificador de con inicio en torno al parto. En esta ocasión realizamos un análisis del programa de ejercicio en mujeres embarazadas, publicado por investigadores españoles sobre su efecto en la depresión, acompañado por 2 editoriales de especialistas en psiquiatría y ginecología. Le invitamos a leer los 3 contenidos y compartir sus comentarios.

MADRID, ESP. La realización de un programa de ejercicio físico moderado y supervisado durante todo el embarazo puede reducir la prevalencia de la depresión al final de la gestación y después del parto, como se desprende de las conclusiones de un estudio español sobre 124 mujeres sanas, publicado en la revista British Journal of Sports Medicine.[1]

La depresión perinatal se define como aquella que padecen algunas mujeres en cualquier momento durante el embarazo o dentro de los 12 meses posteriores al parto. La prevalencia de la depresión perinatal oscila entre 5% y 20%, y sigue siendo alta después del parto, afectando aproximadamente a 10% y 19% de las mujeres.

El presente estudio es un ensayo controlado aleatorizado, realizado en Madrid, en el periodo comprendido entre octubre de 2014 a diciembre de 2016. Las participantes tuvieron una reunión inicial antes de la semana 16 de gestación, donde se recopilaron antecedentes obstétricos, del embarazo y la actividad física actual (frecuencia, intensidad, tiempo y tipo), estatus de fumadora, nivel educativo, actividad ocupacional, y depresión prenatal previa. Entre las semanas 37 y 39 todas las mujeres fueron cuestionadas sobre el nivel de actividad física realizado durante el embarazo, y si habían tenido alguna complicación. Posteriormente, 6 semanas después del parto se les preguntó sobre alguna complicación posparto. Además, el índice de masa corporal y el peso gestacional materno fueron determinados para un análisis estratificado complementario. El programa de ejercicios se diseñó de acuerdo con los criterios del Colegio Americano de Obstetricia y Ginecología.

Las mujeres usaron el monitor de frecuencia cardiaca Polar FT7 para mantener una intensidad de ejercicio entre 55% – 60% de la frecuencia cardiaca máxima utilizando la fórmula Karvonen durante la parte aeróbica de la sesión.

Los grados de depresión se evaluaron utilizando la Center for Epidemiologic Studies Depression Scale al inicio del estudio (semanas 12 – 16), también al final del embarazo (semanas 38 – 39), y de nuevo 6 semanas después del parto. Este cuestionario fue desarrollado por el National Institute of Mental Health y consta de 20 elementos que evalúan los diferentes aspectos de la sintomatología depresiva. De las 124 mujeres embarazadas, 70 fueron asignadas al grupo de intervención y 54 al grupo control. No se encontraron diferencias en el porcentaje de mujeres deprimidas en la línea de base (20% frente a 18,5%; χ2 = 0,043; p = 0,836). Además, un porcentaje menor de mujeres deprimidas fue identificado en el grupo de intervención, en comparación con el grupo control a las 38 semanas de gestación (18,6% frente a 35,6%; χ2 = 4,190; p = 0,041), lo que supone 47,7%, y también se apreció que a las 6 semanas posparto los datos obtenidos fueron 14,5% frente a 29,8%; χ2 = 3,985; p = 0,046, que corresponde a 51% usando el análisis del protocolo. Por otra parte, no se encontraron diferencias significativas usando los análisis por intención de tratar, excepto en el análisis de imputación múltiple en la semana 38 (18,6% frente a 34,4%; χ2 = 4,085; p = 0,049).

Fuente: https://espanol.medscape.com