Al término de la temporada de fiestas, muchos vivieron la tradición de «comer, beber y estar alegres». Pero ante los resultados de un nuevo estudio que informa que más de un tercio de las muertes por cáncer podrían prevenirse mediante el estilo de vida, tal vez se debería añadir un calificativo: «celebración con moderación».
Las últimas estadísticas provienen de Australia, donde investigadores observaron que en 2013 ocurrieron 44.004 muertes por cáncer. Sin embargo, se estima que se podrían haber evitado 38% de estos fallecimientos y 33% de los diagnósticos de cáncer mediante opciones de estilo de vida saludables, dice un equipo de investigación dirigido por Louise Wilson, maestra en epidemiología, del QIMR Berghofer Medical Research Institute y la University of Queensland, en Brisbane, Australia.
Estos diagnósticos y muertes por cáncer se observaron en australianos de todas las edades y son directamente atribuibles a 20 factores de riesgo documentados que son modificables y que pertenecen a ocho categorías que son causas establecidas de cáncer, señalan los autores del estudio.
El estudio será publicado en el número de febrero de 2018 de International Journal of Cancer.
El tabaquismo fue la principal causa de muerte por cáncer prevenible en Australia en 2013 y contribuyó con 23% a todas las muertes por cáncer. Los autores del estudio estiman que casi dos tercios de las muertes por cáncer atribuible al tabaquismo se debieron a cáncer de pulmón.
«Hemos demostrado que una gran proporción de los casos de cáncer, además de las muertes por cáncer, en teoría, son prevenibles», escriben los autores en su artículo.
«Estimamos que cerca de 16.700 muertes por cáncer y 41.200 casos de cáncer podrían evitarse en Australia cada año si las exposiciones de las personas a 20 factores causales se alinearan con los niveles recomendados para minimizar el riesgo de cáncer. Incluso las reducciones moderadas en la exposición de la población a causas conocidas de cáncer posiblemente se traducirían en disminuciones considerables de muertes prematuras por cáncer», afirman.
Otras tres categorías de factores de riesgo modificables (dieta deficiente, sobrepeso u obesidad, e infecciones) contribuyeron con 5% cada una a las muertes por cáncer. En la quinta categoría, el cáncer relacionado con alcohol contribuyó con 2,4% a los fallecimientos.
Los factores relacionados con la inactividad física fueron responsables de 0,8% de las muertes por cáncer, mientras que la exposición excesiva a la radiación ultravioleta causó 3,2% de las muertes por cáncer.
En la octava categoría, los factores reproductivos u hormonales se vincularon a 0,4% de los fallecimientos por cáncer.
Los autores del estudio describieron inicialmente estos factores de riesgo y categorías en un artículo con datos del año 2010.[2] En esa época, estimaron que 1 de cada 3 de los 130.000 casos de cáncer nuevos diagnosticados en Australia (33% de los tumores malignos en hombres y 31% en las mujeres) era atribuible a estas 20 causas modificables.
Para los australianos menores de 75 años, evitar la exposición a causas conocidas de cáncer podría haber salvado incluso más vidas en 2013, dicen los investigadores. Ese año, las muertes prevenibles por cáncer contribuyeron con 43% a todas las muertes por cáncer en general en este grupo de edad, incluyendo 47% de los fallecimientos por cáncer en hombres y 38% de las muertes por cáncer en mujeres australianas.
Para cuantificar la incidencia de cáncer y la mortalidad por esta causa a partir de los datos de 2013 del Australian Institute of Health and Welfare, los investigadores utilizaron la prevalencia de exposición y el riesgo relativo. Luego calcularon la proporción de casos y muertes que se podrían haber evitado con una menor exposición a factores de riesgo modificables documentados.
En la categoría de dieta, los factores de riesgo fueron una baja ingesta de fruta, vegetales sin almidón y fibra dietética, y una considerable ingesta de carnes rojas y procesadas. En la categoría de infecciones, se incluyeron siete agentes cancerígenos, entre ellos el virus del papiloma humano (asociado a cáncer de vulva, vagina, pene, ano, cavidad oral y orofaringe) y Helicobacter pylori (cáncer gástrico en sitios diferentes al cardias).
La falta de lactancia materna, el uso de terapia de reemplazo hormonal en la menopausia y el empleo de anticonceptivos orales combinados (cáncer de mama y cervicouterino) se enumeran como factores de riesgo evitables en la categoría relacionada con la reproducción.
Estos hallazgos son congruentes con otra investigación sobre el rol que desempeñan en la prevención de cáncer los factores de riesgo relacionados con el estilo de vida modificable. Como se reportó previamente en Medscape Noticias Médicas, los resultados de un estudio extenso de cohortes en Estados Unidos condujeron a los investigadores a concluir que 20% a 40% de los casos de cáncer y mortalidad relacionadas con cáncer se pudieron haber evitado con no fumar, mantener un peso saludable y hacer ejercicio con regularidad.
En otro estudio, los resultados de una encuesta por internet a nivel nacional que fue realizada por la American Society of Clinical Oncology demostraron que, al igual que sus homólogos australianos, la mayoría de los adultos estadounidenses desconocen que el alcohol y la obesidad son importantes factores de riesgo para cáncer.
Preguntamos si los investigadores se sorprendieron por el alto porcentaje de australianos con diagnóstico de cáncer que tenían factores de riesgo documentados evitables, dijo Wilson, «no necesariamente».
«Sabemos que en general una gran proporción de la población australiana tiene sobrepeso u obesidad; no consumen suficiente fibra, fruta o verduras; y no realizan suficiente ejercicio», dijo a Medscape Noticias Médicas.
La incidencia de otros tumores malignos prevenibles también podría reducirse a través de opciones de estilo de vida saludables, como consumir una dieta equilibrada, realizar actividad física y mantener un peso corporal saludable, suspender el consumo de alcohol y utilizar protección solar, señaló.
Los médicos pueden desempeñar un papel muy importante en concientizar, explicando a los pacientes cómo reducir su riesgo, puntualizó Wilson. «Los médicos, en particular, están en una mejor posición para tener un impacto a nivel del paciente individual».
En 2013, se observó la alta proporción de muertes por cáncer relacionado con tabaquismo pese a las estrategias de salud pública enérgicas para el cese del tabaquismo que se implementaron en Australia. Muchos australianos mayores de 40 años eran fumadores en su juventud, explicó Wilson. La mayoría eran hombres. Los investigadores tomaron en cuenta los efectos acumulados del tabaquismo previo y activo, así como la exposición al tabaquismo pasivo.
En la actualidad, ha descendido considerablemente el número de australianos que fuman, y el país tiene una de las proporciones más bajas de fumadores diarios en el mundo. «Si continúa esta baja prevalencia, al repetir este análisis en 10 años a partir de ahora se vería una reducción en las muertes por cáncer atribuible al tabaco», predijo Wilson.
Hasta entonces, el número de muertes por cáncer en australianos sigue siendo elevado. Se espera que en 2017 casi 48.000 de una población de 24,5 millones fallezcan por cáncer, lo que representa 30% de todas las muertes.
El estudio fue financiado por el National Health and Medical Research Council y por el Cancer Council Australia. Wilson y los coautores del estudio han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.
Fuente: https://espanol.medscape.com